De esta acción se ha hablado mucho, y en mi opinión la puerta grande para lograrlo es tomar consciencia del concepto de “caminar despiertos o dormidos”. Soy Yo quien toma la decisión de caminar despierto o caminar dormido en el tiempo que dure mi vida. Nunca es tarde para empezar.
Profundicemos en el verbo Despertar.
A los más reacios y prejuiciosos, les aclaro que no hablo de vestir túnicas, ni de comer ciertos alimentos, ni estar ausentes del mundo, ni vivir en un estado zen, ni amanecer con una aureola de luz en la cabeza.
Preguntarnos quiénes somos y para qué estamos aquí, es el punto de partida y la revelación misma del despertar. Las respuestas a estas dos preguntas, no están en ninguna otra parte que no sea en la espiritualidad, en nuestro Ser, en nuestro Alma, y en nuestro corazón.
Si seguimos corriendo atrás de quién sabe qué, viviremos dormidos, en cambio, si ralentizamos nuestros pasos, y nos respondemos estas dos preguntas fundamentales, es entonces cuando tomamos la decisión de despertar.
Despertar es tomar consciencia de quiénes somos, y vivir según esta nueva visión y sentir. Es cierto que, producto de nuestras elecciones y decisiones, hemos creado una sociedad disociada entre lo que piensa y lo que siente. Centrados en nuestra mente y en nuestro afán de controlar todo lo que hacemos, hemos alejado a nuestra especie humana de su verdadero motor que es el amor, y de su verdadero conductor que es el alma. Si no recuperamos el amor que ha perdido nuestro corazón, y no tomamos consciencia de la desconexión que tenemos con nuestro corazón y nuestra alma, difícilmente podamos experimentar una vida real, plena y emocionalmente sólida. No somos quienes somos, simplemente porque no le damos el espacio a nuestro Ser para que ocupe ese lugar, su lugar.
Estar desconectados de nuestro Alma, que es nuestro Ser verdadero, por sí solo nos provoca falta de energía, pérdida de la confianza y de la orientación, estancamiento, duda y confusión. Cuando estamos desorientados, salimos erróneamente a buscar ese vértigo o ruido externo que nos saque de ese estado, en lugar de elegir el camino directo y correcto, que es el de recuperar el amor. Algunos lo alcanzan conectándose con la naturaleza, otros con la meditación, con espacios de silencio e introspección, con la música, con la lectura, con la buena vibración, siendo compasivos, empáticos, haciendo el bien a uno mismo y a los demás, disfrutando el momento, experimentado el aquí y ahora, descubriendo la belleza que hay en las cosas simples, aprendiendo a vivir de nuevo, atravesando un gran dolor, o simplemente DESPERTANDO.
VEAMOS ALGUNOS DE LOS PASOS HACIA EL DESPERTAR:
Liberarnos del control y dominio de nuestra falsa personalidad, de nuestro pasado y nuestro futuro.
Dejar de lado al personaje, para que tome el protagonismo nuestro Ser, nuestra Alma, y nuestro Corazón.
Abandonar la mente y el intelecto como un automático e instintivo motor y músculo de nuestras acciones.
Desechar todas nuestras creencias, opiniones, tópicos, mitos, muros, condicionamientos y juicios de valor. Son todo un cúmulo de basura que hemos ido acumulando a lo largo de nuestra vida, que nos limita a la hora de poder ser libres y verdaderos en toda nuestra magnitud.
Tomar conciencia de que somos un Ser: cuerpo-mente-alma.
Comprender al respecto, que el cuerpo y la mente están ligados a nuestro plano físico, mientras que nuestra alma está ligada a nuestro Ser, donde se halla nuestra auténtica y profunda sabiduría y conexión.
Es nuestro Ser el que jamás, jamás, jamás, se equivoca en sus designios y elecciones. Es Él quien debería comandar la nave. ES Él quien sabe qué hacemos aquí. Es Él quien sabe lo que queremos. ¿Pero, estamos viviendo desde nuestro Ser, o lo hacemos desde nuestro personaje creado desde lo que debemos proyectar, desde su comodidad y placeres, y desde lo que el resto de los personajes esperan de ti?
Aquí está la gran puerta mágica que hay que abrir para el Despertar. Comprender quien soy, y vivir en consecuencia, según lo que en verdad somos. Pasarle el mando a mi ser, en vez de a mi personaje.
Si me permito vivir mi vida según mi propia experiencia, y no según la de los demás, mis sentidos se abren como una flor, mi Ser crece, sólido y fuerte como una sequoia, y agradece que lo deje ser finalmente. Él sabe lo que quiere, y él espera, siempre espera, siempre nos espera que le dejemos ser. Porque un día, finalmente, lo haremos, y así nuestra vida encontrará su máxima expresión, su verdadero sentido, y su fluir más pleno y satisfactorio. Ese es el momento en que todo el que lo hace dice: ”…Pero si esto es con lo que había soñado toda mi vida, y no era ninguna utopía!”
Cuando empiezas a vivir desde tu Ser, abandonando la mente y al personaje que ha habitado en ti todo este tiempo, percibes como se retiran las dudas, como se despiden las autocríticas, las insatisfacciones, los temores, la ansiedad, el estrés, tus deseos y expectativas, tus juicios y prejuicios, tus inseguridades, tus desaciertos y tu vida desenfocada.
Despertar, es ver otra realidad, diferente a la que nos han o nos hemos acostumbrado a ver, vivir, practicar y repetir. Es empezar a ver a través de los ojos del alma, y sentir y decidir desde nuestro corazón. Entonces, todos nuestros valores y nuestras prioridades se reacomodan en un orden simplemente perfecto, y así nuestra vida empieza a rodar y a fluir, sin convertirse en un espacio de tropiezos, errores e insatisfacción, sufriendo así por ello.
Continuará…
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